El Parque Nacional El Rey (PNER) y su microrregión circundante se presentan como un escenario paradigmático donde la conservación ambiental se entrelaza intrínsecamente con dinámicas sociales, económicas y políticas complejas. Lejos de ser un espacio aislado de aplicación de normativas burocráticas, el PNER emerge como una "arena de la conservación", un campo de batalla donde diversos actores, con intereses y visiones normativas a menudo contrapuestas, disputan la gestión territorial y el futuro de los ecosistemas.
La historia de transformación de la región, desde una estancia productiva hasta un área protegida en medio de una expansión agropecuaria intensiva, genera tensiones inherentes que definen esta arena. La Ley de Bosques, si bien representa un marco legal crucial para la protección forestal, se enfrenta a los desafíos de su implementación en un contexto de fuertes presiones económicas. En este sentido, el Plan de Gestión del PNER busca navegar entre la "protección estricta" de ecosistemas valiosos y el fomento del "uso sostenible", reconociendo que ambas aproximaciones son en sí mismas construcciones políticas y sociales.
Comprender esta
compleja realidad requiere un análisis que involucre la diversidad de
actores sociales presentes en la región: desde la Administración de Parques
Nacionales y otros organismos estatales, hasta organizaciones de la sociedad
civil, la población local con sus diversas aspiraciones, y los "finqueros"
con sus variadas tipologías e intereses frente a la conservación. La
investigación propuesta adopta una perspectiva autoetnográfica,
reconociendo la posición del investigador como parte del territorio, buscando
una comprensión profunda de las dinámicas locales.
Un aspecto
particularmente innovador de este abordaje es la incorporación de una perspectiva
de género, con un foco en las masculinidades. Se busca explorar cómo las
concepciones de masculinidad influyen en la relación con el ambiente,
contrastando modelos hegemónicos ligados a la explotación con la emergencia de masculinidades
alternativas y sostenibles. La inclusión de la experiencia de los hombres
gays en la ruralidad ofrece una lente reveladora sobre cómo se reconfiguran
las identidades y se impulsan prácticas innovadoras en la conservación y el
desarrollo. Al desafiar las normas heteronormativas y los roles de género
tradicionales, estos actores demuestran que la diversidad sexual puede ser
un motor de transformación hacia territorios más inclusivos y ambientalmente
responsables.
En definitiva, el
estudio del Parque Nacional El Rey a través de la antropología de la
conservación y con una mirada sensible a las dinámicas de género, incluyendo
las masculinidades, nos permite desentrañar las múltiples capas de conflicto
y colaboración que dan forma a esta importante área protegida. Comprender
las diferentes perspectivas, los intereses en juego y las formas en que se
construyen las relaciones con el territorio es fundamental para avanzar hacia
estrategias de gestión y desarrollo que sean verdaderamente sostenibles y
socialmente justas.