El acto fue en Metán, organizado por El Parque Nacional El Rey, de la APN y el Ministerio de Educación de Salta.
¡Qué maravillosa iniciativa la celebración del Día del Ambiente en Salta, especialmente con la juramentación de tantos jóvenes en Metán! Es un evento que subraya la importancia vital del cuidado de nuestro planeta y el rol fundamental que cada uno de nosotros, y en particular las instituciones, tenemos en esta tarea. Es un día para celebrar la vida, reflexionar sobre nuestra conexión con la naturaleza y comprometernos con su futuro.
Juran en el día del ambiente en Metán: Jóvenes: ¡Transformen
el Futuro Ambiental!
Jóvenes, ustedes son clave para el futuro de nuestro
planeta. Vivimos en el Antropoceno, con desafíos como el aumento de
temperaturas y la pérdida de especies. Pero no todo está perdido; ¡pueden ser
agentes de cambio! Este video es un llamado a la acción. Comprendan la
interconexión con la naturaleza, valoren el conocimiento local, participen
activamente en sus comunidades, piensen globalmente actuando localmente y
defiendan los derechos ambientales. Juntos, construiremos un futuro en armonía
con la naturaleza. ¡Su juramentación es un paso adelante! ¡Qué maravillosa
iniciativa la celebración del Día del Ambiente en Salta, especialmente con la
juramentación de tantos jóvenes en Metán! Es un evento que subraya la
importancia vital del cuidado de nuestro planeta y el rol fundamental que cada
uno de nosotros, y en particular las instituciones, tenemos en esta tarea. Es
un día para celebrar la vida, reflexionar sobre nuestra conexión con la
naturaleza y comprometernos con su futuro.
El 5 de junio, al conmemorarse el Día del Ambiente en Salta,
se teje un hilo de esperanza y compromiso en la provincia. Este año, el acto en
Metán, organizado conjuntamente por el Parque Nacional El Rey (dependiente
de la Administración de Parques Nacionales) y el Ministerio de Educación
de Salta, y con la destacada labor de la guardaparque Eliana Alzogaray,
ha sido un faro de inspiración. Cientos de niños y niñas de la educación
primaria juraron proteger el ambiente, un gesto que va más allá de una simple
promesa: es la siembra de una conciencia ambiental en las nuevas generaciones.
Esta iniciativa no solo busca celebrar una fecha, sino
también fomentar una profunda reflexión sobre la relación entre los seres
humanos y el entorno que habitamos. Para entender la magnitud de este
compromiso, es fundamental comprender cómo se ha desarrollado la idea de la
conservación y cómo las instituciones estatales, junto con las comunidades,
trabajan para asegurar un futuro sostenible.
Un Llamado a la Acción para los Jóvenes
Queridos jóvenes, ustedes son la generación que tiene el
poder de transformar el futuro de nuestro ambiente. El Día del Ambiente no es
solo una fecha en el calendario; es un recordatorio de que vivimos en el Antropoceno,
una era donde la acción humana ha dejado una huella profunda en el planeta,
manifestada en el aumento de temperaturas, la pérdida de especies y la
contaminación. Pero no todo está perdido; ustedes pueden ser agentes de cambio.
Aquí algunas ideas clave para su camino en la
preservación ambiental:
- Comprendan
la interconexión: Recuerden que la naturaleza no está separada de
nosotros. El aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que
comemos, todo proviene de los ecosistemas. Cuidar el ambiente es cuidar
nuestra propia vida y la de las futuras generaciones.
- Valoren
el conocimiento local: Escuchen a quienes han vivido en contacto
estrecho con la naturaleza por mucho tiempo, como las familias del Parque
Nacional El Rey. Sus historias, sus prácticas y sus saberes son invaluable
para entender cómo coexistir con el ambiente.
- Participen
activamente: No esperen a que otros tomen las decisiones. Pregunten,
investiguen, propongan ideas en sus escuelas, en sus hogares, en sus
comunidades. Las instituciones como el Parque Nacional El Rey y el
Ministerio de Educación están para apoyar y facilitar su involucramiento.
- Piensen
global, actúen local: Las grandes conferencias internacionales como
Eco-92 promovieron la idea del desarrollo sostenible y la Agenda 21. Esto
significa que las acciones que tomen en su comunidad tienen un impacto a
nivel global.
- Defiendan
los derechos ambientales: Sepan que existe el derecho a un ambiente
sano. Aprendan cómo se protegen nuestros recursos naturales y cómo se
pueden enfrentar los problemas como la contaminación industrial, la
deforestación o el manejo inadecuado de residuos.
El camino hacia la preservación ambiental es un viaje
continuo de aprendizaje, adaptación y colaboración. La juramentación de los
jóvenes en Metán es un paso adelante en este viaje, un recordatorio de que,
juntos, podemos construir un futuro donde la naturaleza y las comunidades
prosperen en armonía.
El Día del Ambiente en Salta: Una Mirada con la Guardaparque Eliana Alzogaray
La celebración del Día del Ambiente en Salta, con la
juramentación de cientos de jóvenes en Metán, fue un evento lleno de esperanza
y compromiso. En esta ocasión, la guardaparque Eliana Alzogaray jugó un papel
fundamental, destacando la importancia de la conexión humana con la naturaleza.
Eliana, con raíces en el territorio del Parque Nacional El Rey, simboliza cómo
las comunidades locales han moldeado y protegido estos paisajes a través de su
conocimiento ancestral. Su presencia resalta que la conservación no es solo una
cuestión científica, sino también una profunda relación cultural y afectiva con
el entorno. El Parque Nacional El Rey, además de proteger su invaluable
biodiversidad, promueve una educación ambiental participativa que busca
transformar la conciencia de las nuevas generaciones. La iniciativa en Metán,
impulsada por Eliana y otras instituciones, demuestra que, al valorar los
saberes locales y fomentar la participación juvenil, podemos construir un
futuro donde la naturaleza y las comunidades prosperen en armonía.
El Parque Nacional El Rey: Un Bastión de Conservación y
Educación
El Parque Nacional El Rey es un ejemplo vivo de cómo
el Estado se involucra en la protección ambiental. Creado en 1948 mediante el
Decreto N° 18800, lo que era antes una estancia ganadera se transformó en un
área protegida con el objetivo de resguardar su excepcional flora y fauna, y
mantener sus "condiciones naturales de virginidad". Este parque,
ubicado en la transición entre las selvas de Yungas y el Chaco Serrano, protege
una vasta diversidad de ambientes, desde bosques de pedemonte hasta pastizales
de altura, conservando así una importante muestra de la biodiversidad de las
Yungas centrales. Además, es crucial para la región porque resguarda la cuenca
del Río Dorado-Del Valle, que abastece de agua a gran parte del Chaco Salteño,
asegurando la calidad hídrica y contribuyendo a la regulación del clima y la
protección contra la erosión del suelo.
Pero el PNER no es solo un espacio físico; es un actor
dinámico en la gestión ambiental. Su enfoque se basa en una metodología participativa,
que promueve valores como la justicia, la equidad, la responsabilidad y la
democracia. Esto significa que el parque busca una gobernanza transparente,
con rendición de cuentas y una activa participación social y de la comunidad
científica en la vigilancia de la biodiversidad y los recursos culturales.
Una de las herramientas más importantes en esta gestión es
la educación ambiental (EA). Para el PNER, el uso público del parque es
una oportunidad clave para la EA, orientando las visitas hacia un perfil de
bajo impacto. La educación ambiental se ha convertido en una disciplina
transversal en las escuelas, un nuevo "código de conducta"
individual y colectivo que busca un cambio de actitudes en favor de la
conservación. A través de programas como "Antas para Anta," el PNER
busca crear conciencia sobre especies emblemáticas como el tapir y motivar a
los estudiantes a involucrarse en acciones de conservación. La idea es que los
jóvenes, al estar mejor informados que sus padres, puedan incluso influir en
las prácticas de las empresas donde trabajan sus familias, presionando por una
mayor "corrección ambiental".
Eliana Alzogaray y la Conexión Humano-Naturaleza
La presencia de la guardaparque Eliana Alzogaray,
descendiente de una antigua familia ligada al territorio del Parque Nacional El
Rey, es profundamente simbólica. Su figura representa la conexión intrínseca
entre las comunidades locales y la naturaleza. Tradicionalmente, las
políticas de conservación tendían a ver la naturaleza como un espacio "sin
gente," asumiendo la existencia de una naturaleza prístina separada
de la actividad humana. Este enfoque, heredado del modelo de Parques Nacionales
de Yellowstone en Estados Unidos, a menudo implicaba el desalojo de los
habitantes locales.
Sin embargo, la realidad nos muestra que la
"naturaleza" es, en muchos casos, el resultado de una larga historia
cultural y de la interacción con los seres humanos. Las comunidades que han
vivido en estos territorios durante siglos poseen un conocimiento ecológico
local y prácticas tradicionales que han contribuido a moldear y mantener
los paisajes. La integración de figuras como Eliana, con raíces en el lugar, es
un paso vital hacia una comprensión más profunda de la relación humano-no
humano, que reconoce la agencia de ambos.
Las ontologías relacionales, un concepto que proviene
de la antropología, nos invitan a entender que la montaña, el río, los animales
y las personas no son entidades separadas, sino que se "hacen"
mutuamente a través de sus interacciones cotidianas. Para las comunidades, el
territorio es un espacio de vida donde se tejen lazos afectivos e
historias familiares. Las luchas ambientales a menudo surgen cuando esta visión
del territorio se ve amenazada por concepciones externas que priorizan
únicamente el valor económico o científico de la naturaleza. La participación
de las comunidades locales y la valoración de sus saberes son cruciales para
superar el "mito del buen salvaje ecológico", que idealiza a
los pueblos indígenas como protectores innatos del ambiente sin reconocer su
complejidad y sus propias necesidades.
La Intervención del Estado en las Políticas Ambientales
Públicas
La creciente preocupación por el ambiente, que se
intensificó globalmente a partir de la década de 1970 con conferencias de la
ONU como la de Estocolmo en 1972 y Río-92, ha llevado a una importante
transformación en la forma en que los Estados abordan la cuestión ambiental.
Este proceso, denominado "ambientalización" de los conflictos
sociales, significa que los temas ambientales se han convertido en una
"nueva cuestión pública" que se impone como elemento de argumentación
y negociación entre grupos sociales y el Estado.
En Argentina, la preocupación por la conservación se ligó
inicialmente a cuestiones de soberanía y delimitación territorial, y los
primeros Parques Nacionales, como Nahuel Huapi e Iguazú (ambos de 1934),
tuvieron un rol tanto de conservación como de fomento del turismo. Con el
tiempo, se formularon preceptos legales sobre los "derechos
difusos" y se exigieron estudios de impacto ambiental para
actividades potencialmente contaminantes.
La Ley General de Ambiente de 2002 en Argentina y la
Constitución de 1994, que establece el derecho a un ambiente sano,
equilibrado y apto para el desarrollo humano, son hitos importantes. Sin
embargo, estas definiciones a menudo privilegian una dimensión "técnica"
o "científica" del ambiente, a veces dejando de lado la "concepción
ciudadana" que incluye el ambiente como un lugar de lazos comunitarios
y reproducción de la vida.
Los conflictos socioambientales son una manifestación
de estas tensiones. Como lo demuestran casos como el del Parque Nacional Islas
de Santa Fe, creado en 2010 para proteger un conjunto de islas en el delta del
río Paraná, la creación de áreas protegidas puede generar conflictos con las
poblaciones preexistentes. En este caso, la expansión de la ganadería intensiva
y los incendios masivos en el delta llevaron a movilizaciones sociales que
presionaron al Estado a proteger el área. Sin embargo, la implementación del
parque consideró a los pobladores como "intrusos," lo que desencadenó
una prolongada lucha.
En este tipo de conflictos, la judicialización se
convierte en una estrategia clave, llevando a los pobladores a agruparse para
defenderse. A pesar de los esfuerzos por fomentar la "participación
ciudadana" y los "saberes locales", a menudo predomina una "participación
burocrática" que privilegia las voces institucionalizadas (académicos,
estatales, ONGs) y posterga la inclusión real de los habitantes locales. Esto
puede llevar a que las políticas de conservación se perciban como impuestas
desde el exterior, sin reconocer la legitimidad del conocimiento local.
La experiencia del Parque Nacional El Rey con la
juramentación de los jóvenes en Metán, y la figura de Eliana Alzogaray, nos
muestra un camino diferente. Al acercar el parque a la sociedad a través de la
educación ambiental y valorar la historia y los lazos de las comunidades con el
territorio, se fortalece el compromiso colectivo. Este enfoque busca
transformar la percepción de la conservación de una imposición a una
construcción compartida, donde el "cuidado" y la
"relacionalidad" con el ambiente son centrales, y donde se reconocen
las diferentes formas de "hacer-mundo" que coexisten en nuestros
territorios.
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